El ataque de los Coleccionables
Ha sucedido de repente, como suceden siempre los acontecimientos inesperados esos que llegan golpean y te dejan K.O haciéndote besar la lona. A mi que ando despistada y atolondrada, aunque no es culpa mía, ha sido mi cerebro, ¡el muy zángano! no quiere volver de su periodo “vaga-cional”. Como te decía, me han pillado totalmente desprevenida en las inmediaciones del kiosco de prensa esta mañana, cuando bostezando discretamente, me dirigía a pagar.
Entonces un ovillo de crochet coordinado con la primera pieza de un Panzer y me atacaron por el flanco izquierdo, yo adormilada y pasmada caí en la trampa y unos abanicos de diseño casi me capturan.
Pero entonces, mi haragán cerebro decidió socorrerme y conectó con mi cuerpo, puso en funcionamiento algunas neuronas que aún tenía de guardia y se percato de lo que sucedía. Me atacaban los fascículos, los sempiternos, e incansables coleccionables que marcan el fin de todo verano que se precie.
¿Pero como..., cuando..., dond