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Mostrando entradas de marzo, 2016

Nomeolvides

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El le escribía tres veces al día. Cada mañana le componía pequeños versos que que le enviaba para desearle buenos días; al mediodía le enviaba algún poema sin rima y por las noches prendía sus deseos a baladas desacordes que cantaba como “ Il trovatore” enamorado. Tejió con sus palabras una manta para abrigarla y mitigar así su ausencia, cargada de semillas de Nomeolvides que esperaba ella ansiosa las regará.  Ellas cobijaba su morriña con cada palabra, mitigaba la distancia acariciando las coma, saboreando los puntos, paladeando cada frase y contando las horas para recibir sus próximos verbos. Por las noches se arropaba con su voz y dejaba libre a sus sueños para que corrieran a coleccionar sus besos. Y fue pasando el tiempo, Y la distancia siguió creciendo,  Y las palabras,  disminuyendo.  El ya no buscaba vocablos nuevos para desearle buenos días, dejó de coser sentimientos propios o ajenos a los versos de mediodía que pasaban a días y  día y  medio .  En