Puedo prometer y Pometheus
Si se que soy propensa a tener amoríos transitorios con la vagancia el holgazaneo pero esta vez no ha sido así. Puedo prometer y prometo que no he estado tumbada zanganeando por ahí cebando michelines y viendo como los minutos se transforman en horas y estos se metamorfosean en días. No, no; en esta ocasión ha sido más bien como un aislamiento voluntario de la realidad irreal para poner al día mi psique con algo más que el cuchicheo 2.0 por el que últimamente paseaba que, aunque magnífico y divertido, me estaba despistando en demasía de obligaciones y actividades agolpadas en innumerables listas a la espera que mi cerebro les diera chance. Así que puse manos a la obra cerré la ventana virtual; vale no del todo de cuando en cuando culichecheaba los Twist y los Faces en el teléfono; pero he comenzado a ponerme al día en ese repertorio desidioso de libros por leer, películas y series varias por visionar, música por escuchar, limpiezas por hacer, ropas por planchar, jardines por cui