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Mostrando entradas de agosto, 2012

Puedo prometer y Pometheus

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Si se que soy propensa a tener amoríos transitorios con la vagancia el holgazaneo pero esta vez no ha sido así. Puedo prometer y prometo que no he estado tumbada zanganeando por ahí cebando michelines y viendo como los minutos se transforman en horas y estos se metamorfosean en días. No, no; en esta ocasión ha sido más bien como un aislamiento voluntario de la realidad irreal para poner al día mi psique con algo más que el cuchicheo 2.0 por el que últimamente paseaba que, aunque magnífico y divertido, me estaba despistando en demasía de obligaciones y actividades agolpadas en innumerables listas a la espera que mi cerebro les diera chance. Así que puse manos a la obra cerré la ventana virtual; vale no del todo de cuando en cuando culichecheaba los Twist y los Faces en el teléfono; pero he comenzado a ponerme al día en ese repertorio desidioso de libros por leer, películas y series varias por visionar, música por escuchar, limpiezas por hacer, ropas por planchar, jardines por cui

Agujetas en el culo, mala leche en la cabeza, tristeza en el corazón

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¡Joer tengo agujetas en el culo!; ¡ups perdón!, tal vez quede más elegante llamarlo trasero, posadera, pandero o pompis. Y ya que nos ponemos tiquismiquis tendría que haber empezado diciendo algo así como: “ ¡Jolines tengo mialgia diferida en mis gluteos! ” pero, ¿a quien voy a engañar?, yo soy un espécimen algo más vulgaris.   La verdad es que lo llame como lo llama seguiré teniendo agujetas en el.  El dolor no es fuerte pero si bastante molesto y lo peor, es que no viene emparejado con esa sensación de satisfacción que se siente tras realizar ejercicio, no, no; mis molestias dolorosas han llegado a mis gluteus maximus, medius y minimus, a través una vía menos tradicional y si algo más obvia a la naturaleza haragana de mi cuerpo. Lo mío es definitivamente culpa del “tumbing sofákero” tras el empacho de Juegos Olímpicos que me he pegado. No se lo que me pasa pero cada cuatro años lo mismo y mira que siempre me digo: ¡Este año no, no voy ha caer!, pero, es comenzar la ceremonia

Reencarnación.

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Al despertar su corazón seguía cabalgando desbocado pero ya no estaba aquella maldita opresión que lo impulsaba hacia su boca para vomitarlo como en una mala digestión, el dolor había desaparecido.  Se preguntó: ¿cuanto tiempo había permanecido inconsciente?; quiso hilvanar los últimos recuerdos pero solo consiguió pequeños flashes, imágenes inconexas que acudían a su memoria dejándole sonidos llenos de llantos, gritos y el cantar de las sirenas.  En cambio, si recordaba nítidamente el sabor, aquel gusto que inundó su paladar; no llegaba a ser salado, tal vez agrio, avinagrado, ¿habría regurgitado al final el corazón?...                  ...no, aún lo sentía palpitar en su pecho además, respiraba, tal vez de forma algo acelerada pero respiraba.  Inhaló y exhaló intentando acompasar el ritmo, no lo consiguió pero a pesar de ello, se sintió bien, descansado, tranquilo, diría que incluso alegre. Abrió los ojos, no veía con nitidez; las cosas que rodeaban eran extrañas y muy gra