En el infierno se juega sucio
Extendió la crema por su piel mientras la acariciaba lentamente. Resplandecía como si el sol la hubiera arrullado sutilmente, tersa y suave como un melocotón, sin imperfecciones la envidia y el deseo de cualquiera. Sonrió con malicia contemplando su cuerpo lozano, perfecto y pensó, no estaba mal para, ¿como la había llamado?, ah si: “ Torpe vejestorio, beata, antiestética para su compañía ”. Cuando “el jefe” rechazó impúdicamente su oferta plantó en ella el germen de la venganza que para variar, esta vez la tomaría en frío. Estudió el departamento comercial detenidamente y descubrió que la rivalidad en ventas era lo cotidiano. Sus vendedores no mantenían contacto fluido entre ellos, la base de datos de los clientes se guardaban en grandes archivadores obsoletos, sin informatizar debido al calor existente en aquellas oficinas, un auténtico horno. Una delicia para los allí asignados, un auténtico problema para el desarrollo. Le fue muy fácil estafarlos, uno tras otros cayeron