Un atracón al año a nadie le hace daño...(salvo a mi)
Aquí estoy un año más agarrado al retrete como si me lo fueran a robar y repitiendo cada vez que el vómito me lo permite mi frase mantra: ¡Más Nunca, Más Nunca, Más Nunca!.. Ella me observa de forma reprobatoria desde la puerta del baño sin hacer el mínimo intento de ayudar. Se que lleva razón pero no lo puedo evitar, todos los años lo vuelvo intentar; el resultado es siempre el mismo: una noche a las carreras en busca de donde poder regurgitar cada pequeño pedazo de cielo del que fui expulsado aquella aciaga noche en la que, tonto de mi, cambié mi cuerpo por un polvazo, ¡eso si!, he de reconocer que fue el mejor de mi vida, aunque para ser sinceros, también hay que decir que era fácil de conseguir porque en cuestiones de sexo por aquella época era un auténtico pipiolo. Una nueva arcada me lleva a concentrarme para no perder parte de mi cara con el esfuerzo. Fijo mis ojos en el fondo de la taza, cuando los levanto me niego a mirarla, no pienso dar mi brazo a torcer aún me que