Cuando los destellos de las luces de navidad se apagan, Santa Claus ya está tumbado en alguna playa del Caribe bebiendo mojitos tras dejar los renos pastando en alguna granja de Rovaniemi; los Reyes Magos agotados y tiesos han vuelto a Oriente que, por estos lares hace un frío que pela; la mayoría de la población lleva unos cuantos días cumpliendo su lista de propósitos de año nuevo por lo que todos están inmersos en dietas, gimnasios, lecciones de inglés o chino, comprando chicles con sabor a nicotina, subiendo la cuesta de enero... ... es justo en ese momento, en ese torbellino cuando yo llego a mi final y a mi principio, cuando yo hago cómputo de año que he agotado y que cuelgo como una muesca más en mi vida Si, ocho días más tarde de que tu hayas echado el cierre es cuando yo finalizo y abro el mío, porque señores, esta menda tiene una tregua ya que sus ojitos verdes llegaron al mundo un ocho de enero de hace ya unos cuantos quinquenios. La verdad, nunca he sab